Para curar una berenjena, primero comprobamos que la
berenjena este en buen estado, tiene que tener una piel lisa y brillante y no
debe estar arrugada.
Veremos si es madura presionando con los dedos en la piel,
si queda la marca, está madura.
Hay que tener precaución con el cáliz, que es la parte verde
de la punta, porque tiene pequeñas espinas algo molestas.
Retiramos el cáliz con un corte sin presionar con los dedos
y cortamos la berenjena en un borde a lo
largo y la apoyamos sobre el corte para que tenga estabilidad al cortarla.
Seguimos cortando laminas de 1 1/2 cm de espesor.
(También podemos
cortarlas en rodajas redondas en vez de
a lo largo)
Ahora ponemos un plato con sal gruesa y una fuente con dos
cucharitas acostadas boca abajo.
Pasamos las berenjenas por la sal y las ponemos en la fuente
con la cara con sal hacia abajo.
Las dejamos reposar durante al menos 30 minutos y vemos que
han soltado líquido, ahora las enjuagamos para quitarles la sal y luego las
secamos con un papel absorbente.
Ya están listas para consumir.
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